Cuando Lily Allen unió su vida a la de Sam Cooper y se convirtió en mamá de dos niñas -Ethel Mary, hoy de 12 años y Marnie Rose, de 11- ya era una estrella del pop mundial: sus canciones habían copado las listas de éxitos, había logrado convertirse en una de las figuras centrales del pop británico y se había paseado por la alfombra roja de los Grammy como nominada. Sin embargo, en la intimidad, algo comenzó a cambiar. Hoy, a poco más de diez años de ese momento, la cantante y actriz decidió romper el tabú y habló sin vueltas sobre el impacto de la maternidad en la vida de las mujeres profesionales: “Amo a mis hijas, pero arruinaron mi carrera”, disparó.